Curso Inteligencia Emocional Córdoba

Programa de inteligencia emocional en Córdoba - La Brújula

¿Cómo podemos ayudarte?

¡Aquí nos tienes! desde La Brújula Psicología ® te proponemos nuestros programas de Inteligencia Emocional. No sabemos qué competencias curriculares les harán falta el día de mañana, pero si podemos entrenar capacidades que son transversales en todos los aspectos de la vida. La gestión de nuestras emociones es sin duda uno de los grandes retos para el crecimiento personal y qué mejor que aprender desde niños.

En la infancia y la adolescencia es donde se forjan los cimientos de nuestra personalidad, y es el mejor periodo para entrenar las competencias en Inteligencia Emocional: habilidades sociales, empatía, frustración, miedo, ansiedad, asertividad, ira, resiliencia o estrés. La Inteligencia Emocional les beneficia en su etapa infantil y además ayuda a prevenir conductas problemáticas en el futuro (consumo de sustancias, acoso escolar, sexualidad, ataques de ira, problemas alimenticios, baja autoestima…).

Nuestros programas de Inteligencia Emocional están divididos por edades, desde 4 años hasta los 18, adaptándose a las necesidades específicas de cada periodo y con grupos reducidos.
Los programas se realizan una vez por semana y son impartidos por profesionales con una amplia experiencia en Inteligencia Emocional donde los niños y adolescentes aprenderán mediante juegos, cuentos, dinámicas, mindfulness, manualidades, teatro, música, relajación…se divertirán aprendiendo, disfrutando y compartiendo mientras practican técnicas de autogestión emocional, empatía, asertividad, habilidades sociales, etc.

Consulta gratis

Si tienes cualquier duda o pregunta, no dudes en contactarnos. Solo la consulta es gratuita.

Si los niños asisten a las sesiones de inteligencia emocional, tendrán entrada gratuita para la charla de la Escuela de Padres

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Inteligencia emocional: qué es

La inteligencia emocional (IE) es la capacidad de reconocer, comprender, gestionar y utilizar eficazmente las emociones propias y las de los demás. Este concepto incluye varias habilidades clave, como la autoconciencia, que es la capacidad de reconocer y entender las propias emociones y sus efectos; la autorregulación, que implica manejar y gestionar las emociones de manera saludable y adaptarse a los cambios; y la motivación, que es tener una motivación interna para alcanzar metas y mantener el enfoque y la resiliencia frente a los obstáculos.

Además, la inteligencia emocional comprende la empatía, que es la habilidad de entender y compartir los sentimientos de los demás, lo que permite construir relaciones más fuertes y efectivas; y las habilidades sociales, que incluyen la gestión efectiva de relaciones, la comunicación clara, la resolución de conflictos y el trabajo en equipo. En conjunto, la IE permite a las personas manejar sus emociones y las de los demás de manera efectiva, mejorando el bienestar personal, el éxito profesional y la calidad de las relaciones interpersonales.

El desarrollo de la inteligencia emocional permite a las personas relacionarse de manera más significativa, fomentando la creación de vínculos más profundos y genuinos.

Beneficios de la inteligencia emocional Córdoba

Mejora en la Autoconciencia

La inteligencia emocional ayuda a las personas a reconocer y comprender sus propias emociones. Este aumento en la autoconciencia permite identificar patrones emocionales y reacciones ante diversas situaciones, lo que facilita una mejor toma de decisiones.

Desarrollo de la Empatía

Uno de los pilares de la inteligencia emocional es la empatía. Enseñamos a las personas a ponerse en el lugar de los demás, comprendiendo sus sentimientos y perspectivas. Esto mejora las relaciones interpersonales y fomenta una comunicación más efectiva.

Manejo del Estrés y la Ansiedad

Proporcionamos herramientas y técnicas para gestionar el estrés y la ansiedad, permitiendo a las personas enfrentar situaciones desafiantes de manera más calmada y equilibrada. Aprender a regular las emociones contribuye a un mayor bienestar emocional.

Mejora de las Habilidades de Comunicación

Al trabajar en la inteligencia emocional, los individuos aprenden a expresar sus emociones de manera asertiva y a comunicar sus necesidades de forma clara. Esto promueve interacciones más saludables y reduce malentendidos en las relaciones.

Resolución de Conflictos

La inteligencia emocional enseña estrategias para abordar y resolver conflictos de manera constructiva. Las personas aprenden a manejar desacuerdos sin recurrir a la confrontación, promoviendo un ambiente de respeto y colaboración.

Aumento de la Resiliencia

Desarrollar inteligencia emocional fortalece la resiliencia, permitiendo a las personas enfrentar adversidades con mayor fortaleza y adaptabilidad. Ayudamos a construir una mentalidad positiva y proactiva frente a los desafíos, facilitando el proceso de recuperación y crecimiento personal.

Curso sobre Inteligencia emocional

¿Cómo podemos ayudarte?

Nuestro equipo pueden ser fundamentales en el desarrollo de la inteligencia emocional al ofrecer evaluaciones que ayudan a identificar y comprender tus emociones. A través de sesiones individualizadas, los profesionales te guían para explorar tus patrones emocionales y reacciones, facilitando la comunicación asertiva y la expresión clara de sentimientos. 

Asimismo, nuestro equipo puede ayudarte a desarrollar la empatía, una competencia clave en la inteligencia emocional, y a resolver conflictos de manera constructiva. Al aprender a enfrentar adversidades y a adaptarte a los cambios, fortaleces tu resiliencia emocional. Integrando prácticas de mindfulness, las psicólogas te permiten estar más presente y consciente de tus emociones, lo que contribuye a una regulación emocional más efectiva.

Lo que dicen de Brújula Psicología

Preguntas frecuentes sobre inteligencia emocional Córdoba

La inteligencia emocional (IE) es la capacidad de reconocer, comprender y gestionar nuestras propias emociones, así como de reconocer, comprender e influir en las emociones de los demás. Incluye habilidades como la autoconciencia, que es la habilidad de entender nuestras propias emociones y cómo nos afectan; la autorregulación, que implica controlar nuestras emociones y comportamientos; la motivación interna, que nos impulsa a alcanzar nuestros objetivos; la empatía, que es la capacidad de entender y compartir los sentimientos de los demás; y las habilidades sociales, que nos permiten manejar las relaciones de manera efectiva.

Tener alta inteligencia emocional significa poder manejar el estrés y las emociones de manera saludable, comunicarse de forma clara y efectiva, resolver conflictos de manera constructiva y construir relaciones sólidas y positivas. En el ámbito profesional, la IE contribuye a un liderazgo efectivo, a la colaboración en equipo y al manejo adecuado de las críticas. En general, la inteligencia emocional mejora la capacidad de afrontar los desafíos de la vida y de interactuar de manera más efectiva con los demás, lo que lleva a una mayor satisfacción y éxito tanto personal como profesional.

Una persona con alta inteligencia emocional se caracteriza por una profunda autoconciencia. Es capaz de reconocer y comprender sus propias emociones, fortalezas, debilidades y valores, lo que le permite actuar de manera auténtica y congruente con sus principios. Esta autoconciencia también le ayuda a entender cómo sus emociones afectan su comportamiento y el impacto que tienen en los demás, facilitando interacciones más genuinas y efectivas.

Además, una persona emocionalmente inteligente puede autorregular sus emociones e impulsos negativos, como la ira o la ansiedad, manejándolos de manera constructiva. Esta capacidad de autorregulación le permite pensar antes de actuar, adaptarse a situaciones cambiantes y tomar decisiones más reflexivas. La empatía es otra característica clave; estas personas pueden entender y compartir los sentimientos de los demás, respondiendo de manera sensible y adecuada a sus necesidades emocionales, lo que fortalece las relaciones interpersonales.

Las habilidades sociales bien desarrolladas son otro rasgo distintivo. Una persona con alta inteligencia emocional es un buen comunicador, capaz de escuchar activamente y expresar sus ideas y sentimientos claramente. También es eficaz en la resolución de conflictos y en la construcción de relaciones colaborativas y positivas. Motivada internamente, esta persona muestra resiliencia y perseverancia frente a los desafíos, gestionando el estrés de manera efectiva y manteniendo una actitud positiva y un alto rendimiento en diversas circunstancias.

Una persona con baja inteligencia emocional puede exhibir una variedad de comportamientos y actitudes que dificultan sus relaciones interpersonales y su capacidad para manejar sus propias emociones. Aquí se describen algunas de las características y comportamientos típicos:

  1. Falta de Autoconciencia: Estas personas suelen tener dificultad para reconocer y comprender sus propias emociones. Pueden no ser conscientes de cómo sus sentimientos afectan su comportamiento y, como resultado, pueden actuar de manera impulsiva o inapropiada sin entender el impacto de sus acciones en los demás.
  2. Dificultad para Autorregularse: Las personas con baja inteligencia emocional a menudo tienen problemas para gestionar sus impulsos y emociones negativas, como la ira, la frustración o la ansiedad. Esto puede llevar a arrebatos emocionales, decisiones impulsivas y comportamientos que pueden ser dañinos para ellos mismos y para quienes los rodean.
  3. Falta de Empatía: La incapacidad para comprender y compartir los sentimientos de los demás es común en personas con baja inteligencia emocional. Pueden parecer insensibles o desconsiderados, ya que no pueden ponerse en el lugar de los otros ni reconocer sus necesidades emocionales. Esto puede resultar en relaciones superficiales y conflictos interpersonales.
  4. Problemas en las Relaciones Interpersonales: Debido a la falta de habilidades sociales, estas personas pueden tener dificultades para comunicarse de manera efectiva, resolver conflictos y mantener relaciones saludables. Pueden tener problemas para escuchar activamente, expresar sus sentimientos de manera clara y respetuosa, y colaborar con otros.
  5. Baja Motivación Interna: Pueden carecer de una motivación interna para alcanzar metas y objetivos, dependiendo más de recompensas externas y siendo menos resilientes frente a los desafíos. Esto puede llevar a una falta de persistencia y a la incapacidad para mantenerse enfocados en sus objetivos a largo plazo.
  6. Mala Gestión del Estrés: La incapacidad para manejar el estrés de manera efectiva es otra característica de la baja inteligencia emocional. Pueden sentirse fácilmente abrumados por las situaciones estresantes, reaccionar de manera desproporcionada y tener dificultades para mantener la calma y la concentración en momentos difíciles.

La falta de inteligencia emocional puede tener diversas causas, entre ellas las experiencias de la infancia, donde el entorno juega un papel crucial. Niños que crecen en ambientes donde sus emociones no son validadas o experimentan abuso, negligencia o falta de afecto pueden tener dificultades para desarrollar una comprensión y manejo adecuado de sus propias emociones y las de los demás. Además, la educación y el entorno social también son factores determinantes, ya que la falta de modelado y enseñanza de habilidades emocionales por parte de adultos significativos puede limitar el desarrollo de la inteligencia emocional.

Factores biológicos y neurobiológicos también influyen en la inteligencia emocional. Algunas personas pueden tener una predisposición genética a tener menos empatía o dificultades para regular sus emociones debido a diferencias en la estructura y función cerebral. Además, trastornos mentales como el trastorno de estrés postraumático (TEPT), el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), los trastornos del espectro autista y los trastornos de la personalidad pueden incluir síntomas que dificultan el desarrollo y la expresión de la inteligencia emocional.

El trauma y el estrés prolongado son otros factores que pueden afectar negativamente la capacidad de una persona para manejar sus emociones. Experiencias traumáticas pueden interrumpir el desarrollo emocional y llevar a dificultades persistentes en la regulación emocional y la empatía. Asimismo, las influencias culturales pueden jugar un papel significativo, ya que las normas y valores culturales pueden dictar cómo se manejan y expresan las emociones, afectando la inteligencia emocional de los individuos dentro de esas culturas.